El sábado 3 de diciembre se desarrolló un encuentro de mujeres migrantes en la Casa de las Ciudadanas, con el fin de pensar el territorio y los cuidados a partir de sus propias experiencias.
La actividad fue organizada por el Municipio B y la organización social Idas y Vueltas, en el marco del Plan de Cuidados y del Mes de las Migraciones. Participaron más de quince mujeres de siete nacionalidades diferentes (Cuba, Venezuela, Colombia, Chile, República Dominicana, Honduras, y Argentina), vecinas que han llegado a Uruguay recientemente y otras que viven aquí hace varios años.
La jornada fue acompañada por la alcaldesa Silvana Pissano, quien informó a las presentes que pronto se pondrá en funcionamiento un Punto Azul, producto de un acuerdo entre el Club Atlético Peñarol, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Municipio B. Pissano explicó que se trata de un espacio de referencia, bienvenida y atención para personas migrantes que abrirá sus puertas en las instalaciones del Palacio Peñarol, en el barrio Cordón del Municipo B.
En pro de promover el derecho a la cultura, la alcaldesa aprovechó la oportunidad e invitó a las participantes a acercarse a la Biblioteca Popular Morosoli, inaugurada recientemente en la Plaza Seregni, ya que es un espacio cultural de puertas abiertas, con servicio de prestamos de libros para los y las vecinas.
En materia de cuidados, la alcaldesa se refirió a la importancia del rol del Estado y remarcó la necesidad de políticas públicas que pongan en el centro los cuidados y la vida atendiendo las demandas reales de las personas. En este sentido, destacó el Plan de Cuidados del Municipio B como una herramienta concreta de avance. Por su parte, la asesora Beatriz Rocco se refirió al Plan de Desarrollo Municipal y de su carácter ecologista, feminista y antirracista. También mencionó la importancia de desnaturalizar la creencia de que las mujeres nacemos para cuidar y que tenemos que asumir esa tarea en soledad. En esta línea, destacó el concepto de corresponsabilidad en los cuidados y también la importancia de poder construir nuevas masculinidades.
La dinámica del taller
La jornada comenzó con una ronda de presentación, donde se invitó a las participantes a decir su nombre, su país de origen y «una actividad que les guste hacer en el Municipio B». Ante esta consigna, aparecieron respuestas tales como «Ir a la rambla y a la playa», «recorrer la Av. 18 de Julio», «paseos peatonales» y»tomar mate en la plaza».
Luego del trabajo en plenaria el grupo se dividió en tres subgrupos. Cada grupo trabajó acerca de las distintos arreglos familiares y los roles de cuidado, identificando quiénes cuidan y quiénes necesitan de cuidados. En la puesta en común se habló del rol de las mujeres en el cuidado de hijas e hijos y se compartieron reflexines acerca de la pérdida de autonomía generada por el hecho de que las tareas de cuidados recaigan principalmente sobre ellas. También se refirieron a la importancia de contar con espacios de cuidados para dar más oportunidades tanto para estudiar y/o trabajar. En este sentido, se mencionó la necesidad de una mayor flexibilidad de esos espacios, para que sean compatibles con los horarios laborales.
Se intercambiaron experiencias y sentimientos acerca de la experiencia propia de cuidar a otras personas y surgió como emergente la opinión compartida que «mujeres que cuidan no se sienten cuidadas por nadie». En esta línea, se mencionó la falta de apoyo emocional y la importancia de ser escuchadas. En dicho ámbito, también se visibilizó – a través del concepto de “telecuidado” – el rol de cuidados que muchas mujeres realizan a través de las redes sociales. Al cierre de la actividad, se realizó un relevamiento de demandas por parte de las participantes en asuntos de cuidados y migración.